martes, 22 de noviembre de 2016

La laguna

Esta noche soñé con la laguna. Agua fría y profunda entre las rocas, y nosotros, muy jóvenes, saltando y jugando; pero a la vez nosotros, viejos, contemplando los juegos desde la orilla. Una ninfa me dijo "si quieres llegar ahí, has de pasar ahora por este camino, antes de que lo cubra la marea." Y pasé, pero no llegué a tiempo. Me vi en lo alto de una torre y allí estaban mi ataúd y el tuyo.
Quise desesperadamente volver a los lugares donde había estado Dios. Pero hasta el mar estaba invadido por demonios. Unos demonios eran peces y otros dientes. No había a quien recurrir. No había lugar que no estuviera lleno de sus miradas iracundas. Intenté pensar en el niño, pero el niño permanecía allí, intocable, lejos, inaccesible, y no pensé más en él para que se salvara del horror que era mío, ya ni siquiera tuyo, pues tú reías y yo creo que nunca viste a los demonios.
Y de toda mi vida, ¿qué se ha salvado? pensé. Y entonces vi un fragmento de cielo azul y rosa. Las nubes, solo las nubes se salvaron.

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