sábado, 12 de noviembre de 2016

CUATRO

Día 4

Las islas no se acaban nunca.
Las islas.
El mar es suave y respetuoso. Si te asesina, algo habrás hecho.
El mar recita sus poemas y el marciano y yo lo escuchamos toda la noche, una noche en que un pescador tiene más luz que la luna. Una noche en que la luna se avergüenza de sí misma mientras el pez avanza hacia su muerte y hacia mi plato.



Día 5

He descubierto que el día 4 nunca existió, y que los números no sucedían así como nos dijeron. El niño decía uno, uno, uno. No decía uno, dos, tres. El niño tenía razón.
El niño dijo un día: No te preocupes más. Dios no existe. Nunca he visto a nadie asomado detrás de las nubes.
El niño tenía razón, pero yo no le hice caso.
Yo no tengo razón ni la quiero.

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